Diferencias de la energía solar térmica y energía solar fotovoltaica
Diferencias entre los diferentes tipos de energía solar
El continuo avance de nuestra sociedad lleva años preparándonos para un cambio en cuanto a nuestras fuentes de energía. Y es que, el uso de combustibles como recurso para generar energía está llegando a su fin.
Una de las alternativas más viables para sustituir a los combustibles es la energía solar. Un tipo de energía que tuvo su auge en España allá por 2008, pero que con la crisis y los cambios en su legislatura, provocaron su declive en nuestro país durante unos años.
A día de hoy, podemos decir que los españoles empezamos a contemplar de nuevo el instalar energía solar en casa frente a otras alternativas comunes.
Esto, principalmente se debe a que es una energía limpia y de fácil acceso en nuestro país gracias a las óptimas condiciones climáticas. Pero también, a que el pasado 6 de octubre de 2018 se publicó en el BOE el Real Decreto-Ley 15/2018 con medidas urgentes para la transición energética y la protección de los consumidores. Este Real Decreto Ley, supone una serie de novedades relacionadas con el sector eléctrico, el bono social eléctrico, la creación de un bono social térmico, en materia de autoconsumo y de energías renovables, entre otros aspectos. En definitiva, supone la eliminación del llamado impuesto al sol en España.
Es más, el hecho de que esta energía proceda de una fuente inagotable como es el sol, que sea natural y no contaminante, la ha llevado a crecer hasta un 18% en 2017, lo que ha supuesto un ahorro de los costes de su consumo en hasta un 73%.
Estos factores, han supuesto que en los últimos años instalar energía solar en las casas o incluso en los negocios de los españoles vuelva a ser un servicio muy demandado.
Si queremos acudir al uso de esta energía, debemos saber diferenciar entre los dos tipos que existen.
Diferencias entre energía solar térmica y fotovoltaica:
¿Qué es la energía solar fotovoltaica?
Tanto la energía solar térmica como la fotovoltaica necesitan captar la radiación solar para producir energía. La diferencia principal, es que para que la fotovoltaica almacene la radiación solar necesita el uso de baterías. Este tipo de energía produce electricidad dirigiendo la radiación del sol a través de módulos semiconductores, lo que se conoce como efecto fotoeléctrico. El impacto de la radiación solar sobre estos materiales semiconductores produce una energía eléctrica continua.
La energía solar fotovoltaica se usa principalmente para producir energía en aparatos eléctricos o motores. Esta clase de energía está implantada a nivel global, siendo Estados Unidos, China y Alemania sus principales consumidores.
La energía fotovoltaica suele ser la más demandada a nivel global, aunque su implantación definitiva dependerá de dos factores principales, el desarrollo del mercado de fabricación de módulos conductores y de la capacidad de almacenamiento de dicha energía solar.
Ventajas de la energía solar fotovoltaica:
– Ahorras dinero, ya que malgastas menos energía porque la produces solo donde y cuando la necesitas.
– Nos da una mayor autonomía de nuestra propia energía, siendo esta más económica que las de combustibles o la red de luz.
– Un panel solar puede durar más de 40 años sin dificultad y tiene una garantía fija de 25 años. Además su mantenimiento es mucho más barato que otros sistemas como los grupos eléctricos.
– Generas energía de un modo limpio, sostenible y sin ruidos.
¿Qué es la energía solar térmica?
A diferencia de la fotovoltaica, que como hemos comentado necesita de módulos para captar la radiación solar, la energía solar térmica se almacena a través de depósitos de agua.
Su funcionamiento se basa en el calentamiento del fluido a través de la energía solar. Este proceso de calentamiento se usa principalmente para la climatización de casas o edificios. También es muy usada en el sector industrial para, por ejemplo, producir electricidad a través de turbinas.
Por tanto, la energía solar térmica calienta fluidos o genera electricidad mediante la absorción y almacenamiento de la radiación solar que se transforma en calor.
Al igual que la fotovoltaica, la energía solar térmica consume la energía almacenada sólo cuando se precisa. Este tipo de tecnología funciona mediante radiación solar directa, es decir, aquella que procede directamente del sol a tierra, sin ningún tipo de interferencias.
Podemos diferenciar entre dos tipos de energía solar térmica a nivel comercial: cilindroparabólica y tecnología torre.
España y Estados Unidos han estado hasta ahora a la cabeza del consumo de este tipo de energía, aunque el los últimos años, países como Marruecos, partes de Sudáfrica, Chile, India, China o Oriente Medio, están desarrollando las infraestructuras necesarias para explotar este tipo de energía solar.
Ventajas de la energía solar térmica:
– Energía autónoma que procede de una fuente natural e inagotable como es el sol.
– Produce la energía respetando el medioambiente, ya que reduce la emisión de gases que producen el calentamiento global.
– Importante ahorro económico ya que reduce el gasto energético en más del 50% frente a otros medios como la red eléctrica o combustibles.
– El coste de la instalación se amortiza en poco tiempo.
– Aumenta el valor de mercado a las viviendas en las que está instalada esta tecnología.
– Su auge como fuente de energía permite actualmente acogerse a ayudas de hasta un 40% a fondo perdido.
Para tener una visión clara de la diferencia principal entre la energía solar térmica y la energía solar fotovoltaica, aclaramos que la energía térmica aprovecha el calor del sol, tanto para calentar líquidos como para generar electricidad, por lo que es la clase de energía solar idónea para instalar en casa. La energía fotovoltaica aprovecha la luz solar para transformar esa luz del sol en electricidad y suele usarse a nivel industrial.
En definitiva, la evolución mundial hacia las energías renovables es ya una realidad, ya que estas fuentes de energía no se agotan, no contaminan y proceden de fuentes naturales. Con ello, además de proteger el medio ambiente, mejoramos nuestra calidad de vida. Es por este motivo, por el que el consumo de las distintas energías renovables ha crecido un 8,3% a nivel global en 2017.